Así me quedé después de escuchar la sentencia condenatoria contra el juez Baltasar Garzón por la trama Gürtel.
Un Juez que ha acumulado tanta experiencia en la diligencia de casos muy importantes, complejos y conformado de "enemigos poderosos" como han sido redes de narcotráfico, redes terroristas..., ¿cómo es posible que haya cometido una falta tan evidente en el procedimiento de un caso política y mediaticamente tan importante como este? No lo acabo de creer.
Sin duda que ésta ha sido la historia del cuento al revés. El juez enjuiciado y condenado antes que los presuntos delincuentes se sienten en el banquillo de los acusados.
Me gustaría leer y escuchar con absoluta claridad que el juez Garzón ha cometido de forma consciente un delito, y que la judicatura aceptase como válida dicha acusación. Lo digo porque no estoy a favor de la impunidad jurídica de nadie, menos de quien delinque. Pero me temo, que la inmensa mayoría de la gente de la judicatura acatará la sentencia pero no la compartirá en absoluto.
Hay muchos ciudadanos que piensan que Garzón esta siendo víctima de su propio éxito como juez: víctima de una especie de venganza de un determinado sector de los jueces, un sector muy conservador e ideológicamente posicionado en defender a unos intereses políticos y económicos muy concretos.
Lo que es deseable es que los desajustes que exista en el sistema judicial español, (en la ley de enjuiciamiento, en la ley procesal) se corrijan cuando antes y que el caso Garzón sea el último disparate de una justicia que, de lenta, saturada, politizada e imperfecta se vuelve muy injusta para todos los ciudadanos.
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