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miércoles, 21 de marzo de 2012

Política low cost

* Extracto del artículo de Santiago Cambero, Sociólogo. Publicado en la edición impresa de Hoy el 2 de marzo de 2012.

Vulnerabilidad social y pobreza.

Aquella mayoría de la ciudadanía que hace unos años tenía suficiente poder adquisitivo para pagar la hipoteca o alquiler de la vivienda, y además tener la cesta de la compra doméstica bien provista de alimentos, empieza a tener dificultades para afrontar los gastos corrientes cada mes. Y las previsiones de recuperación económica no son demasiado halagüeñas, con lo cual persistirá esta recesión económica sine die.


El 21,8% de los hogares españoles está por debajo del umbral de riesgo de pobreza, es decir, tiene menos de 627 euros al mes por persona para poder subsistir. Y nuevamente Extremadura se coloca como la comunidad más perjudicada ante tal coyuntura socio-económica con el 38% de personas bajo el umbral de pobreza, y con 7.245 euros de ingresos netos medios por habitante y año. Más de 138.000 desempleados extremeños.

Conclusión: Cualquiera es suceptible de vivir en situaciones de vulnerabilidad social, pues somos cada vez más pobres y estamos cada vez más endeudados en España y en Extremadura. La exclusión social es el reto a superar, si queremos mantener el status quo de nuestra convivencia pacífica y democrática.

¿Qué piensan nuestros políticos en su fuero interno?

Sus declaraciones públicas las conocemos cada día, poniendo de manifiesto el esfuerzo realizado con resultados infructuosos, y que de alguna manera ponen entredicho su actuación política entre la ciudadanía. En otros casos, hay gestos sinceros de reconocimiento público de la impotencia de resolución de estas problemáticas, lo cual nos acerca a la faceta más humana de quienes nos representan en las instituciones públicas.

¿Por qué no cambiar las fórmulas aplicadas hasta la fecha ineficaces?

Está demostrada que las políticas neoliberales impuestas desde Bruselas, con el beneplácito de los gobiernos alemanes y franceses, no están siendo beneficiosas, salvo para quienes siempre dominaron el capital. La actividad financiera especulativa, sin apenas regulación internacional, nos ha llevado en gran medida a tal situación de crisis económica y social, a escala global, que está padeciendo la ciudadanía trabajadora con una merma considerable de sus condiciones de vida.

Estos hechos sociales provocan la reflexión colectiva sobre unos sistemas políticos democráticos que no han reaccionado debidamente bajo el principio de igualdad y justicia social, desmantelando ahora el Estado de Bienestar con un sector público adelgazado y en quiebra por mala gestión pública. Creo que algunos están aprovechando el escenario de incertidumbre económica para obtener beneficios monetarios, por el momento, y esperemos que no lleguemos al caos social para que surjan personas populistas de ideologías extremistas que alcancen crédito político.

Políticas sociales low cost.

Desde la perspectiva democrática, sería saludable que la sociedad civil reaccionara, se rebelara con la pretendida refundación del capitalismo que está fallando como demuestran los acontecimientos, y construyéramos otros modelos de sociedad más prósperos y dostenibles en equilibrio con las necesidades del siglo XXI. Y en ese proceso hay que evitar las políticas públicas de low cost (aquellas que pretenden abaratar sus costes implicando una pérdida de calidad en los bienes y servicios públicos ofertados a la ciudadanía) y a los políticos que la impulsan, y que lamentablemente afloran por doquier en nuestro territorios propios y foráneos.

Esta estrategia inicialmente comercial y empresarial se traslada a la arena política, con el resultado de estar más presente en nuestra cotidianidad, en las conductas como beneficiarios de estas políticas públicas, llegando a conformarnos con la imposición de medidas complementarias que mejoren la calidad del producto. De manera que se produce una normalización social sobre las dificultades de prestar unos servicios públicos de calidad que cubran las necesidades de personas desfavorecidas o no. Digamos que se desvirtúa la naturaleza del Estado de Bienestar mediante mensajes políticos que amparan las acciones políticas de reajuste y recorte en capítulos presupuestarios (educación, sanidad, servicios sociales, etc.) altamente sensibles para ciertos segmentos de la población, que nos trasladan en el tiempo a una administración añeja de la beneficiencia y la caridad.

Por el contrario, otras dotaciones de la contabilidad pública se elevan sin pudor, como sucede con los emolumentos percibidos por nuestros representantes en las instituciones públicas. Y ejemplos hay, como es el caso de quienes gobiernan Extremadura. Estos serían los políticos low cost, que ya están demostrando su incapacidad manifiesta desde el poder gobernamental, a tenor de los resultados nefastos en distintos ámbitos de la sociedad extremeña.

Momento para movilizarse y liderar el cambio social.

Ante tales circunstancias, es momento para que la sociedad civil organizada extremeña, española y europea se movilice para liderar el cambio social que necesitamos en estos tiempos inciertos, ondeando una bandera única para todos y todas desde la diversidad de viviencias éticas, creencias religiosas y formas de pensamiento político.

Así estaremos en disposición de instar a desarrollar gobiernos abiertos a la ciudadanía en sus procesos de decisiones, exigir transparencia en la gestión pública y la actividad política de quienes gobiernan, provocar el aperturismo orgánico en las organizaciones políticas que conecten con sus militantes y simpatizantes, exigir acciones de responsabilidad social a las corporaciones empresariales que operan en nuestro territorio, dignificar el empleo como realización personal y profesional, igualar en estándares de vida a todas las personas, etc.

En definitiva, otro modelo de entender la política, y principalmente, la existencia vital en una sociedad que está fracturada por disfunciones que algunos parecen tratar como síntomas, cuando ya estamos enfermos.

¡Actuemos!

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