El viernes comenzó la Marea Roja, el pistoletazo de salida para encender solidaridad en toda España, conformada por personas preparadas en economía alternativa y dinamización ciudadana han ido hoy a casi una cincuentena de oficinas de empleo de toda España, para que todos los desempleados sepan que no están solos, que nos tenemos los unos a los otros y que hay alternativas a la situación que se está viviendo. Tienen una bitácora donde están volcando la información que van generando.
En el momento actual, cualquier forma de movilización social pacífica es oportuna, guste o no a los que gobiernan en la política y en la economía, en España o en Europa. Cualquier forma de movilización social pacífica es oportuna dure lo que dure, sea numerosa o no, ya sea en la calle o en las oficinas de empleo o ya sea en los plenos municipales.
Hay que abandonar el individualismo, hay que abandonar la sensación de soledad, hay que olvidar la sensación de fracaso, hay que abandonar la quietud y luchar contra la esterilidad que puede derivar la frustración. Sí, hay que luchar con coraje contra la frustración, ese sentimiento predominante cuando dejamos de tener esperanza en un futuro individual y social mejor. La esperanza que no está fundamentada y basada en la información es un subproducto dialéctico, cuasi poético, una ensoñación que puede generar un fracaso aún mayor.
El Periódico de Extremadura informaba ayer domingo que el año pasado salieron de la Universidad de Extremadura (Uex) 4.500 titulados superiores, a los que hay que añadir otros 1.000 más que finalizaron un máster o un doctorado. La tasa de paro en los menores de 30 años oscila entre el 40 y el 53% en Extremadura. Es decir, la mitad de los jóvenes no tiene trabajo. Y además la formación ofrece hoy menos garantías de cara al mercado laboral, como demuestra el hecho de que uno de cada seis desocupados que hay en la región tienen título universitario (son 25.000 profesionales los que se encuentran en esta situación, según la última Encuesta de Población Activa).
De modo que ahora nos enfrentamos a la sobrecualificación (la Uex estima que el 25% de sus titulados trabaja en un empleo que requiere menor formación de la que poseen), y por otro, la precarización (la mayoría de las contrataciones son temporales).
Por eso hay que combatir contra el individualismo inmovilista que induce a pensar que no merece la pena el esfuerzo o que la crisis es un fenómeno pasajero y que pronto nos devolverá a la situación de partida. Digo más: ¡¡ la ilusión de que siendo austeros la crisis va a pasar es un engaño !! Las medidas de austeridad no conseguirán que cinco millones de personas desempleadas encuentren trabajo.
En el lado de los que sufren están la mayoría de las personas. Somos muchos, pero nos tienen distraídos, encogidos... Por eso no hay que recrearse en la frustración. El derecho a quejarse lo tendremos siempre, pero por sí solo ya no sirve. Hay que buscar el coraje: informados, iracundos, creativos, visibles, pacíficos, solidarios, unidos en la misma causa.
En el momento actual, cualquier forma de movilización social pacífica es oportuna, guste o no a los que gobiernan en la política y en la economía, en España o en Europa. Cualquier forma de movilización social pacífica es oportuna dure lo que dure, sea numerosa o no, ya sea en la calle o en las oficinas de empleo o ya sea en los plenos municipales.
Hay que abandonar el individualismo, hay que abandonar la sensación de soledad, hay que olvidar la sensación de fracaso, hay que abandonar la quietud y luchar contra la esterilidad que puede derivar la frustración. Sí, hay que luchar con coraje contra la frustración, ese sentimiento predominante cuando dejamos de tener esperanza en un futuro individual y social mejor. La esperanza que no está fundamentada y basada en la información es un subproducto dialéctico, cuasi poético, una ensoñación que puede generar un fracaso aún mayor.
El Periódico de Extremadura informaba ayer domingo que el año pasado salieron de la Universidad de Extremadura (Uex) 4.500 titulados superiores, a los que hay que añadir otros 1.000 más que finalizaron un máster o un doctorado. La tasa de paro en los menores de 30 años oscila entre el 40 y el 53% en Extremadura. Es decir, la mitad de los jóvenes no tiene trabajo. Y además la formación ofrece hoy menos garantías de cara al mercado laboral, como demuestra el hecho de que uno de cada seis desocupados que hay en la región tienen título universitario (son 25.000 profesionales los que se encuentran en esta situación, según la última Encuesta de Población Activa).
De modo que ahora nos enfrentamos a la sobrecualificación (la Uex estima que el 25% de sus titulados trabaja en un empleo que requiere menor formación de la que poseen), y por otro, la precarización (la mayoría de las contrataciones son temporales).
Por eso hay que combatir contra el individualismo inmovilista que induce a pensar que no merece la pena el esfuerzo o que la crisis es un fenómeno pasajero y que pronto nos devolverá a la situación de partida. Digo más: ¡¡ la ilusión de que siendo austeros la crisis va a pasar es un engaño !! Las medidas de austeridad no conseguirán que cinco millones de personas desempleadas encuentren trabajo.
En el lado de los que sufren están la mayoría de las personas. Somos muchos, pero nos tienen distraídos, encogidos... Por eso no hay que recrearse en la frustración. El derecho a quejarse lo tendremos siempre, pero por sí solo ya no sirve. Hay que buscar el coraje: informados, iracundos, creativos, visibles, pacíficos, solidarios, unidos en la misma causa.
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