Su gran habilidad, basada en la superpoderosa genética, les permite detectar lo esperpéntico. Sirvan ejemplos como los hallazgos de esos roedores que carcomen la fibra óptica o los grandes descubrimientos de facturas sin contabilizar escondidas en los dobles fondos de los cajones oficiales, o la gran red entramada y liosa estructura administrativa que duplica y hasta triplica lo que una sola mente prodigiosa como las suyas puede hacer... Atónito el terrenal castúo, a estas alturas comienza a pensar que más bien son visiones malintencionadas del galáctico poder.
Su poderosa arma de exterminio de los diablos rojos que imperaron antaño contra voluntad de toda moral genética genera un gas paralizante en la mente ciudadana que les acredita como magos del complejo mundo de la mentira maldicha para aparentar verdad rotunda...
Y ya puestos por prescripción divina, se alzan al son celestial, con cánticos al buen gestor del Cosmos, loas al talante dialogante hasta el mismo punto de la metafísica, genuflexioones por ser altezas de la ingeniería del ahorro, vítores por convertirse en protectores del estado del bienestar y escuchados profetas de un futuro sin mal, eso sí, a partir del 21N.
Bendita la tierra que los acoge. Arrepintámonos los mortales extremeños, porque de lo contrario puede ser mucha la calamidad terrena. Callen los malos augurios so riesgo mortal.
Y después de escribir esto, indignado, que le tomen el pelo a otro que yo no me creo lo que me cuentan. Amén.
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