En España Tenemos 50 universidades públicas y 28 privadas, con 223 campus, que ofrecen 2.338 grados y 2.429 másteres oficiales, muchos de ellos repetidos en la ciudad de al lado, apenas a cincuenta o cien kilómetros y en algunos casos con matrículas de diez o quince alumnos.
Como puede observarse, las universidades están centrando su negocio y su futuro en los máster y los posgrados. La supuesta excelencia es más bien, en realidad, un suculento negocio. El retraso en la incorporación a un puesto de trabajo de forma efectiva, estable y de calidad de los recién titulados universitarios se convierte en una oportunidad para ofrecer servicios formativos justificando la necesidad de tales especializaciones y posgrados en una demanda del mercado de trabajo. Lo paradójico es que el mercado de trabajo, al respecto, no ha abierto la boca.
¿Sobran universidades en España? Sin duda ninguna. Casi la mitad se han creado por razones políticas y no por necesidades educativas.
¿Es posible alcanzar un acuerdo para hacerlo? Me temo que no. Casi todos los afectados creen que sobran, pero no en su comunidad autónoma, claro.
¿Hay dinero para mantener este dispendio? No, porque los estudiantes pagan el diez por ciento de lo que cuesta su enseñanza y el resto va a cuenta de nuestros impuestos. Algunas universidades, como la Complutense, que debe 160 millones de euros, viven una agonía para pagar sus nóminas y a sus proveedores.
¿Necesitamos tantos universitarios? Nuestro déficit está en los técnicos medios, en la Formación Profesional, pero eso no vende, y en la baja calidad de los niveles anteriores, con un gravísimo fracaso escolar. La propuesta de Gabilondo no prosperará, pero alguien tendrá que hincar el diente a un problema clave para la formación de nuestro capital humano. Otra vez podemos perder el tren del cambio.
Artículo de opinión de Francisco Muro en El Periódico de Extremadura
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