Honestidad. Y lucha contra la desigualdad social

Para el ciudadano y ciudadana de a pie, nomral y corriente, que se esfuerza a diario por sacar adelante su vida y su casa, la falta de honestidad y el enriquecimiento injustificado son causas de hartazgo y de desconfianza hacia la política, las instituciones y la democracia en general.

Hoy, día en que los periódicos públican la subida de impuestos del gobierno Rajoy, a propósito, subida de impuestos tantas veces negada y criticada en el pasado, pues bien, este mismo día también publican los sueldos de los dirigentes de las entidades financieras españolas, a propósito, las mismas que niegan los créditos a las empresas y a los particulares y las mismas que deshaucian por impago a las personas y las familias de sus hogares.

BBVA - Francisco González - 5,3 millones €
Santander - Emilio Botín - 4,9 millones €
CatalunyaCaixa - Adolf Todó - 2,968 millones € y 3,46 millones en pensiones.
La Caixa - Isidro Fainé - 2,6 millones €.
Bankia - Rodrigo Rato - 2,34 millones €.
Banco Popular - Angel Ron - 1,234 millones €.
Banco de Valencia - Domingo Parra - 1,053 millones €.
Unnim - Jordi Mestre - 963.500 €.
Banca Cívica - Antonio Pulido - 903.660 € y 300.000 de pensión.
NovaGalicia - José María Castellano - 884.790 €.
Banco BMN - Presidente - 456.000 €.

En este escenario de descofianza, de descrédito y de hartazgo sobre la clase política dirigente y los dirigentes bancarios auspiciados por los políticos, la honestidad y la lucha contra la desigualdad social se hacen cada día más una causa en manos de muy pocos y causa de una contienda revolucionaria y pacifica de la Sociedad Civil.

En tiempos de precariedad, la fracura social que se produce es simple: mientras a unos les falta comida con que alimentarse o un techo donde dormir, otros abusan del comportamiento pacífico de la ciudadanía. Y abusar no es aconsejable en ningún caso. Y estos abusan demasiado.