No me quedaré en casa...

Así reviente o muera, pero no me quedaré en casa. Mi buen amigo Lorenzo, realista y de punto escéptico lo escribió bien, muy bien, y sus argumentos, nada nuevos, son suficientes para no quedarme en casa..y estar con él, con todos ellos y ellas.

Nos hemos resignado a que nuestras aspiraciones de representatividad consisten en votar cada 4 años, y los partidos mayoritarios, con sus cómplices mediáticos, se ocupan de fomentar la idea de que los ciudadanos sólo deben “hablar en las urnas”.

¡Así nos va! La sensación de distanciamiento entre la “clase política” y la población resulta cada vez mayor, y en situaciones difíciles como la actual las decisiones que se toman en nuestro nombre nos resultan casi siempre incomprensibles y muchas veces indignantes.

Mensajes de DRY en la Plaza de España de Mérida

Movilizaciones como "Democracia Real Ya” no son más que otro exponente del malestar de muchos que no se sienten representados adecuadamente, y creen que el quedarse sentado esperando a que decidan sobre nuestra forma de vida y nuestro futuro supone bajar los brazos ante la “plutocracia global” a la que nos quiere someter el poder económico con la complacencia de nuestros representantes, y con el falso argumento de que es la única salida.

Hay otros caminos para conservar los derechos y servicios que tanto sudor y lágrimas han costado a muchas generaciones como para que sigamos haciéndoles el juego con nuestra pasividad.

Participar en iniciativas ciudadanas como Democracia ya es, hoy más que nunca, no sólo un derecho sino un deber. y hasta una necesidad vital para mantener la credibilidad en este sistema que llamamos democracia.