El Gobierno ha decidido que el precio de la luz sea impredecible. Si entender la factura nunca fue fácil, ahora será prácticamente imposible, con hasta 1.488 consumos y tarifas diferentes (uno por cada día y cada hora). A partir de junio, prepárate para llevarte un susto con lo que pagas. Tras las últimas turbulencias, el Gobierno se aparta y ya no fijará los precios de la luz para los 17 millones de consumidores que aún tienen contrato con una comercializadora de último recurso, tarifas que hasta ahora eran reguladas por el Ministerio de Industria y Energía.
Este cambio radical también afectará a quien está en el mercado libre de tarifas sin regular pero con ofertas que iban revisando sus precios según las variaciones en la tarifa regulada. Trataremos brevemente de explicar las claves de esta compleja reforma.
Lo primero es decir adiós a la tarifa regulada de último recurso. El precio de la luz lo decidirá el mercado y variará cada día y cada hora, con hasta 1.488 consumos y tarifas diferentes. Ya no habrá un Ministerio diciendo a qué precio debe estar el kWh en la tarifa regulada. A los precios del mercado se añadirán los dos complementos que va a seguir decidiendo el Gobierno: los peajes, o tarifas de acceso y un margen para las eléctricas (con un tope máximo fijado por el Gobierno). La tarifa regulada será sustituida por un método "oficial" para calcular lo que se cobra al consumidor, basada en la fórmula que suma el precio variable del kWh según el mercado más los peajes más el margen fijado por el Gobierno. Este método se aplicará a quien se quede en las antiguas compañías de tarifa regulada. De modo que, si antes usted preguntaba a su vecino o familiar cuánto pagaba de luz para saber si su factura estaba o no en consonancia con otros, a partir de junio no será posible porque cada cual tendrá su tarifas "personal", porque cada consumidor pagará un precio diferente que dependerá de su consumo real cada día y a cada hora. Pero esto será así solo para quien tenga instalado un contador digital. Con el resto, los contadores viejos no saben cuánto has consumido en una hora determinada se aplicarán unos perfiles de consumo medios y preestablecidos. Por tanto, desde las organizaciones de consumidores nos advierten que el precio de la luz será impredecible y con sustos. Será imposible conocer el precio de la luz con antelación. Aunque la teoría dice que este sistema podría permitir ahorros, en la práctica solo los expertos comprenderán lo que están pagando. Será difícil comprobar si te han cobrado el precio correcto o no.
El nuevo sistema debería llegar a tu factura el 1 de junio de 2014. Incorporarán la posibilidad de pagar un precio fijo por el kWh durante todo el año, que según dicen será una modalidad mucho más transparente y estable, pero también más cara, porque el precio de estas tarifas anuales será elegido libremente por cada eléctrica comercializadoras de referencia. El pago anual podrá tener compromisos de permanencia, como ya ocurre ahora con las ofertas del mercado libre, y no habrá discriminación horaria.
Con estos cambios, quedamos a merced de las eléctricas, el Gobierno dejará de sufrir electoralmente: ya no van a tener que comunicar ninguna tarifa oficial ni apechugar con las subidas, que se achacarán al veleidoso mercado. Sin duda, es una manera evidente de lavarse las manos y dejar a los consumidores a merced de las empresas. Lo bueno del nuevo sistema es que puede suponer cierto ahorro a los escasos consumidores que tienen contador digital... aunque solo sucederá si se preocupan de conocer en detalle el cambiante precio diario de la luz. Lo malo del nuevo sistema es que la factura será menos transparente y las eléctricas adoptarán agresivas estrategias comerciales que llevarán a muchos consumidores a pagar una tarifa mucho más elevada sin ni tan siquiera saberlo.
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