La próxima constitución de Podemos como partido político me resulta de gran interés, desde mi visión profesional, esto es, desde la intervención sociocomunitaria y de la promoción de la participación ciudadana activa y en concreto de quienes peor lo pasan.
Echando la vista atrás, a la historia reciente de España, creo que este fenómeno social no se produce desde la articulación del movimiento obrero allá por el último cuarto del siglo XIX.
Me apasiona observar la evolución de la participación ciudadana desde la indignación a la proposición, de lo que han sido movimientos de incidencia y participación social (ya sabes, los indignados, el 11M, DRY...) hacia movimientos de incidencia y participación política organizados y estructurados como grupos de interés en el poder.
En el último cuarto del siglo XIX el movimiento obrero hizo esto mismo: Una transición de la participación ciudadana, la de entonces ausente de derechos, desde lo social hacia lo político, desde la indignación hacia la articulación de una fuerza ciudadana capaz de enfrentarse a las estructuras de poder, desde la calle hacia las urnas.
Ver como se realiza y se transita ahora, en el siglo XXI ¡me resulta apasionante!
A partir de ahí, es verdad que habrá que ver cómo se construye la estructura del partido, cómo se elaboran las propuestas, quiénes serán los que representen... y sobre todo, cuánta gente realmente transitará desde la calle y participación social hacia el nuevo partido y la participación política.
Obvio que el proceso de participación no será facil. De una parte requiere aprendizaje de sí mismo, incluyo en este aprendizaje el derecho de utilizar mecanismos incorrectos, ensayo y error. Y de otra parte, tiene enfrente adversarios poderosos que harán todo lo posible por minar la credibilidad del nuevo partido, de la participación interna, de las propuestas que realicen y lucharán con todas sus fuerzas contra la credibilidad y honestidad de quienes representen a Podemos.
Muchas personas con vinculación (laboral o voluntaria) al Tercer Sector de Acción Social han participado anónimamente en muchos de los espacios públicos de indignados. Propiamente las entidades no lo han hecho, y en ciertos aspectos tampoco tenía sentido que se hiciera. Ahora toca ver cómo se relaciona el nuevo partido con las entidades. Me temo que desde ciertos grupos próximos a Podemos hay una percepción muy sesgada y negativa de lo que el Tercer Sector de Acción Social hace y pretende. Pero esto lo trataré otro día.
En el último cuarto del siglo XIX el movimiento obrero hizo esto mismo: Una transición de la participación ciudadana, la de entonces ausente de derechos, desde lo social hacia lo político, desde la indignación hacia la articulación de una fuerza ciudadana capaz de enfrentarse a las estructuras de poder, desde la calle hacia las urnas.
Ver como se realiza y se transita ahora, en el siglo XXI ¡me resulta apasionante!
A partir de ahí, es verdad que habrá que ver cómo se construye la estructura del partido, cómo se elaboran las propuestas, quiénes serán los que representen... y sobre todo, cuánta gente realmente transitará desde la calle y participación social hacia el nuevo partido y la participación política.
Obvio que el proceso de participación no será facil. De una parte requiere aprendizaje de sí mismo, incluyo en este aprendizaje el derecho de utilizar mecanismos incorrectos, ensayo y error. Y de otra parte, tiene enfrente adversarios poderosos que harán todo lo posible por minar la credibilidad del nuevo partido, de la participación interna, de las propuestas que realicen y lucharán con todas sus fuerzas contra la credibilidad y honestidad de quienes representen a Podemos.
Muchas personas con vinculación (laboral o voluntaria) al Tercer Sector de Acción Social han participado anónimamente en muchos de los espacios públicos de indignados. Propiamente las entidades no lo han hecho, y en ciertos aspectos tampoco tenía sentido que se hiciera. Ahora toca ver cómo se relaciona el nuevo partido con las entidades. Me temo que desde ciertos grupos próximos a Podemos hay una percepción muy sesgada y negativa de lo que el Tercer Sector de Acción Social hace y pretende. Pero esto lo trataré otro día.
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