A priori no se tiene porqué dudar que la economía empiece a marchar bien y que sea verdad que hay brotes verdes tal como dicen el presidente Rajoy, los ministros De Guindos y Montoro o el mismísimo presidente del banco de Santander Emilio Botín. También ellos deben comprender que la ciudadanía se lo toma como en el cuento de Pedrito y el lobo, después de cinco años de crisis y de tantos avisos de que al siguiente se terminaba, y que es natural que desconfíe hasta que no se vea que la recuperación económica se sostiene durante un año completo y que por tanto no son los ensoñadores avisos y buenas voluntades de siempre. Y por otro lado, también los gobernantes deben comprender que esta crisis sigue dejando a mucha gente en la cuneta y faltas de esperanza que no terminan de ver sobre sus propias carnes ningún atisbo de esos brotes verdes que tanto anuncian a bombo y platillo.
El propósito es intentar hacer un balance de cómo está la situación actualmente quitándole todo sesgo político partidista a favor o en contra y resumirlo en tres párrafos de esta crónica, pero seguramente el buen propósito resulte vano ante la poderosa maquinaria mediática que les sirve y ante la desoladora realidad de que a usted las buenas noticias aún no le llegan y seguirá sufriendo las penurias en el día a día.
Los seis indicadores económicos que se muestran a favor de la recuperación económica se encuentran en el crecimiento de las exportaciones, el record de turistas que visitan España, el superávit de la balanza comercial, un PIB que abandona los números negativos, que el Estado compra la deuda a un bajo interés, la inflación controlada y el freno a la destrucción de empleo.
Según los analistas económicos, que esos indicadores sigan positivos dependerá de la evolución de la economía europea y mundial, en que se pueda controlar la prima de riesgo española después que la Unión Europea tenga que volver a realizar rescates de Grecia y Portugal; en cómo afecten las turbulencias financieras internacionales; dependerá de la calidad de los activos y fortaleza de los bancos españoles y finalmente en qué medida la deuda pública y privada condicione el crecimiento de la economía, de las empresas, el consumo interno y la creación de empleo.
No se engañe, brotes verdes no significa que lo peor ya ha pasado y que de ahora en adelante todo serán buenas noticias. Tanto la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional como el Gobierno avisan que seguirán produciéndose reformas, y que por tanto toca seguir sufriendo. Que el PIB crezca es bueno, pero que lo haga lentamente no permitirá crear empleo. El descenso del endeudamiento privado de las empresas y las familias es bueno, pero en cambio el altísimo endeudamiento del Estado ha batido records y eso no favorece. Pese a tener bancos más fuertes no se ha conseguido todavía que el crédito llegue a las pequeñas y medianas empresas. El consumo nacional no despega, los trabajadores y pensionistas tienen menos poder adquisitivo, y el empleo que se crea sigue siendo altamente temporal y precario.
Según los analistas económicos, que esos indicadores sigan positivos dependerá de la evolución de la economía europea y mundial, en que se pueda controlar la prima de riesgo española después que la Unión Europea tenga que volver a realizar rescates de Grecia y Portugal; en cómo afecten las turbulencias financieras internacionales; dependerá de la calidad de los activos y fortaleza de los bancos españoles y finalmente en qué medida la deuda pública y privada condicione el crecimiento de la economía, de las empresas, el consumo interno y la creación de empleo.
No se engañe, brotes verdes no significa que lo peor ya ha pasado y que de ahora en adelante todo serán buenas noticias. Tanto la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional como el Gobierno avisan que seguirán produciéndose reformas, y que por tanto toca seguir sufriendo. Que el PIB crezca es bueno, pero que lo haga lentamente no permitirá crear empleo. El descenso del endeudamiento privado de las empresas y las familias es bueno, pero en cambio el altísimo endeudamiento del Estado ha batido records y eso no favorece. Pese a tener bancos más fuertes no se ha conseguido todavía que el crédito llegue a las pequeñas y medianas empresas. El consumo nacional no despega, los trabajadores y pensionistas tienen menos poder adquisitivo, y el empleo que se crea sigue siendo altamente temporal y precario.
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