Desde el 1 de enero de 2003, todos los consumidores de electricidad en España tienen la posibilidad de elegir su compañía comercializadora. Así empezaba un largo proceso de liberalización del sector energético, aún no concluido, que en teoría debería haber conducido a una rebaja en el recibo de la luz. Se esperaba que la competencia entre compañías, igual que ha ocurrido en el mercado de la telefonía, derivara en ofertas atractivas para atraer clientes. Una década después, no solo no ha sido así sino que la factura se ha disparado. Según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios, desde 2007 ha subido un 60% de media. Y según la oficina estadística europea Eurostat, los españoles son los terceros de Europa que más pagan por la luz.
Los consumidores están empezando a reaccionar. Una forma es a través de la compra colectiva de energía. Esta iniciativa tiene varios precedentes en Europa. Consiste en formar un gran grupo de consumo para comprar energía de manera mayorista y negociar el precio directamente con las comercializadoras. Así, en teoría, se conseguirá reducir el recibo: cuanta más energía se compre, más barato saldrá.
Hasta el 14 de octubre, cualquier persona, sea o no socia de la Organización de Consumidores y Usuarios, puede apuntarse al grupo de compra en una página web www.quieropagarmenosluz.org. Dos días después, la organización celebrará una subasta en la que podrán participar todas las comercializadoras que deseen suministrar energía a toda esa masa de clientes y ganará la que ofrezca el precio más bajo. El 4 de noviembre se comunicará a los consumidores el nombre de la empresa ganadora, que pueden ser dos si también se decide aceptar una oferta por el servicio conjunto de electricidad y gas, y se detallará a cada cliente cuánto puede ahorrarse. Si el interesado lo ve adecuado, dará su aceptación y la comercializadora podrá cerrar el contrato. Más de sesenta mil personas ya se han apuntado a esta iniciativa.
Varias asociaciones de consumidores europeas tienen ya en marcha iniciativas similares, algunas con gran éxito. En Holanda fue lanzada el año pasado, se apuntaron 52.000 consumidores que lograron un ahorro medio de 277 euros al año. En Bélgica se sumaron 152.000 personas y se consiguieron rebajas de 130 euros en la factura de la luz y 435 en la del gas. En Reino Unido logró un ahorro medio de 258 euros para 285.000 personas, y en Portugal consiguió rebajas de entre 25 y 80 euros para casi 600.000 clientes.
Ya queda menos para conocer la cifra de ahorro en España. Dependerá del número final de personas que se inscriban en la iniciativa, aunque se asegura que la mayoría de los participantes conseguirán tarifas de luz y gas algo mejor de lo que tienen. Queda esperar también la respuesta de las compañías, si están dispuestas a participar en la subasta y a ofrecer tarifas atractivas. Endesa, una de las cinco grandes compañías que dominan el sector en España, se presentó a la subasta de Portugal y la ganó, pero aún no tiene decidido si se va a presentar a la de España.
¿Pueden ser este tipo de iniciativas una solución al problema de la factura de la luz?
De entrada, pueden animar a muchos consumidores a salir de la Tarifa de Último Recurso, regulada por el Gobierno y a la que tienen derecho todos los clientes que tengan contratada una potencia no superior a diez kilovatios. Saldrían de la tarifa último recurso para pasar al mercado libre, algo que hasta ahora solo ha hecho el 30% de los clientes domésticos de electricidad. El ahorro que este cambio supone con las ofertas actuales es mínimo: entre doce y trece euros al año, según cálculos de la Comisión Nacional de la Energía. Pero si se consiguieran ahorros mayores, como prometen estos grupos de consumo, cada vez más clientes darían el salto y fomentarían la competencia entre las comercializadoras.
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