Una Renta Básica para Extremadura

Sin lugar a dudas, la futura Ley de Renta Básica será la iniciativa legislativa más importante durante los próximos meses en nuestra región y debe ser objeto de consideración y atención de toda la ciudadanía extremeña.

En los últimos meses se han recogido más de 26 mil firmas de apoyo a una iniciativa legislativa popular a favor de una Renta Básica, que aunque no ha alcanzado el número mínimo de firmas necesarias para su aceptación en el Parlamento de Extremadura, bien es cierto que ha creado un importante debate ciudadano sobre su conveniencia. Además de ésta iniciativa, a final de agosto del año pasado, el PSOE presentó en el Parlamento una propuesta de Ley sobre Rentas Mínimas y, en enero, el Gobierno Extremeño presentó su borrador de proyecto de Ley de Renta Básica Extremeña.

Con estas acciones, todo hace pensar que habrá un gran debate político así como interés en aprobar una Ley de Renta Básica en Extremadura y en la que una inmensa mayoría de extremeños y extremeñas coinciden en la necesidad de que se apruebe cuanto antes, porque se trata ni más ni menos que de acudir al rescate de aquellas personas y familias que están teniendo dificultades para atender a sus necesidades básicas cotidianas.

Es el momento de preguntar a quiénes se pretende que favorezca la Renta Básica en Extremadura.

Parece lógico pensar que debe atender a aquellos hogares con menores niveles económicos que persisten en la pobreza material, con menores niveles educativos, aquellos otros con alto grado de marginalidad y exclusión social, y en aquellas personas y hogares con problemas de salud física o mental, así como donde existen familias desestructuradas. Para estos casos, la Renta Básica debería ser mantenida mientras persistan las circunstancias que causan la pobreza y la exclusión.

Pero además de los anteriores, en los últimos años se han incorporado de forma más acentuada nuevos perfiles de personas afectadas por situaciones de la alta precariedad social y laboral, y causadas por pérdida económica sobrevenida por falta de empleo, acceso y salida en empleos precarios, viviendas de alquiler de mercado, alto endeudamiento familiar, cualificaciones profesionales aún rudimentarias, situaciones de larga enfermedad… Son algunos ejemplos de personas que podrán optar de forma intermitente a la Renta Básica Extremeña como recursos de calidad vinculado a los procesos de incorporación social, y cuyo resultado final habrá permitido situar a los perceptores y beneficiarios en una posición mejor aunque todavía fuertemente vulnerables.

Y debemos tener en cuenta el progresivo incremento de trabajadores pobres, esto es, personas con empleo pero que su renta familiar los sitúa en situación de alta vulnerabilidad y privación, afectando en mayor medida a jóvenes, mujeres y personas mayores de 55 años.

La Renta Básica en Extremadura debe representar la respuesta de toda la sociedad para rescatar a todas las personas y familias que ahora lo están pasando peor. Una respuesta para evitar que las desigualdades entre ricos y pobres aumenten. Una respuesta a favor de una sociedad cohesionada y solidaria. Todo esfuerzo presupuestario es importante y necesario. Máxime después de haber rescatado a algunos bancos españoles por decenas de miles de millones de euros a cuenta de un mayor endeudamiento del Estado. No cabe duda que plantearse un rescate de las personas y las familias es la mejor iniciativa legislativa que se puede tomar en los próximos meses en Extremadura. Hacer lo contrario sería decepcionar y engañar a la ciudadanía.

Como dije al comienzo, la Renta Básica debe ser objeto de consideración y atención de toda la ciudadanía extremeña.