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miércoles, 5 de enero de 2011

¿Pagan impuestos los comerciantes chinos?

Proliferan los negocios regentados por ciudadanos chinos en nuestras ciudades y pueblos, cada vez de mayor superificie, mejor estética respecto de otros anteriores e incluso presentando productos más atractivos para el consumidor. Por el contrario, apenas hablan nuestro idioma, no muestran particulares destrezas en la atención al público, no ofrecen ningún servicio de compra o postventa que haga suponer ventajas especiales para el comprador. En el tiempo actual de crisis del comercio tradicional los comerciantes chinos realizan inversiones formidables inalcanzables para muchos de nuestros comercios minoristas. ¿Cuál es el secreto?


Dice el runrun de la calle que porque los chinos no pagan impuestos durante los primeros años, y que luego cambian de dueño para gozar exentos de otros cinco más. ¿Será verdad verdadera u otra más de las leyendas urbanas creadas al son de mentiras que repetidas se convierten en verdad? Pues ahora que (no) tengo tiempo me propongo a desvelar el gran misterio. Y la respuesta es: FALSO. Una rotunda mentira.

Existe un Convenio entre España y China para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta y el patrimonio, es del 1990 pero publicado en 1992, (que se puede leer íntegro en la Agencia Tributaria), y otros dos Acuerdos entre el España y China para la promoción y protección recíproca de inversiones, el primero de 6 de febrero de 1992 y publicado en 1993 (que se lee aquí) y el segundo de 14 de noviembre de 2005, (que se puede leer aquí), pero que en ninguno de los tres casos dicen de ayudas o ventajas que otorgen preferencias a los comercios chinos sobre los autóctonos o los de cualquier otra nacionalidad.

En mi opinión habrá que buscar, encontrar o difundir otras razones.

1 comentario:

  1. En el fondo, el problema hay que encontrarlo aquí:

    Fuente: La editorial de la Crónica de Aragón
    http://www.cronicadearagon.es/wordpress/?p=17247

    España–China: sumisión al dueño

    Uno de los primeros actos oficiales del Estado español en 2011 nos ha dejado la imagen de un país democrático doblando la cerviz ante uno de los más altos representantes de la mayor dictadura del planeta.

    Esta semana el rey Juan Carlos, el presidente del Gobierno, varios ministros, y algunos de los principales empresarios españoles, han rendido honores ultraprotocolarios al viceprimer ministro chino y miembro del Comité Permanente del Buró Político del Partido Comunista de China (PCCh), Li Keqiang.
    ...
    Keqiang anunció contratos empresariales con España por valor de 5.600 millones de euros, y se comprometió a comprar 6.000 millones de la deuda pública de nuestro país, con lo que el gigante asiático se convierte en uno de los principales acreedores del Estado español.
    ...
    Se estima que en estos momentos, el 20% de la deuda pública española en manos de extranjeros, se encuentra en poder del Banco Central de la República Popular China. Esto significa que, si España fuese una empresa, la dictadura comunista china sería una de sus dueñas. Eso explica, no sólo el espectacular recibimiento que nuestros gobernantes rindieron a Li Keqiang, sino también que en ninguna de las reuniones se tratara el tema de la democratización en China, del respeto a los Derechos Humanos en el país asiático (aspectos ambos que la Unión Europea y sus antecedentes exigieron durante décadas a los países del otro lado del telón de acero), o de la situación del último premio Nobel de la Paz, y disidente chino encarcelado, Liu Xiaobo.

    Al fin y al cabo, nuestras autoridades se limitan a cumplir la doctrina política implantada hace más de dos décadas por el ex presidente del Gobierno Felipe González, según la cual, da lo mismo que el gato sea blanco o negro, ya que lo único que importa es que cace ratones. Sin duda, una gran aportación al pensamiento político contemporáneo realizada por un gran humanista.

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