Rodríguez Zapatero anunció hoy remodelación del Consejo de Ministros. El mismo día que el Ministro de Economía británico anunciaba las medidas de recorte del gasto en Reino Unido, o sea, recortes y supresión de ayudas sociales y previsión de pérdida de medio millón de empleos públicos; y el mismo día que en Francia se recrudecen con más fuerza las posiciones enfrentadas del Gobierno Sarkozy y los sindicatos y manifestantes que bloquean la distribución de combustibles para la industria y los ciudadanos.
Pero, volviendo a casa, me pregunto cuál es el propósito verdadero y real de un cambio de gobierno. Y la única respuesta que veo más acertada es el lifting. Vaya, y con esto no quiero decir que sea un mero maquillaje, un cambiar personas por otras con más semblante y "peso" político. Incluso creo que reportará previsiblemente algo sano, un brote de salud política y vigor y energía y autoestima para un gobierno que está calado de crisis hasta la coronilla y que poco margen de maniobra tiene para ser más creativo, y más inversor, y más ahorrador y más social. Se mire por donde se mire, los mimbres del cesto son los que son, están más que contados y algunos incluso se deben, con lo que ahora sí que, una variación en el resultado de las políticas del gobierno dependerá de la percepción que la sociedad tenga del hacer del gobierno, del funambulismo político de sus ministros y de cómo marche la economía a escala internacional y especialmente en los países de nuestro entorno.
Y, ¿contaba Rajoy con la posibilidad del lifting socialista? Si la respuesta es sí, entonces se tiene que notar también en los discursos de Rajoy, Cospedal, Saenz, Arenas, Gª Escudero, Montoro... Pero si la respuesta es no, entonces seguiremos escuchando el mismo tono de oposición. Y me aventuro a pronosticar la segunda respuesta: Escucharemos que los nuevos ministros no se enteran de qué van sus respectivas carteras, que no saben cuáles son los problemas reales de sus ministerios, que no conocen dónde pueden aplicar recortes presupuestarios (unos presupuestos en los que no han participado), y que en definitiva, no son competentes para ejercer rango de ministro. Y seguiremos escuchando que los que se han quedado debieran haber salido con el grupo anterior. En fin, que cada día que pasa, Rajoy y sus cuates me recuerdan más al Gargamel de los Pitufos.
Pero, volviendo a casa, me pregunto cuál es el propósito verdadero y real de un cambio de gobierno. Y la única respuesta que veo más acertada es el lifting. Vaya, y con esto no quiero decir que sea un mero maquillaje, un cambiar personas por otras con más semblante y "peso" político. Incluso creo que reportará previsiblemente algo sano, un brote de salud política y vigor y energía y autoestima para un gobierno que está calado de crisis hasta la coronilla y que poco margen de maniobra tiene para ser más creativo, y más inversor, y más ahorrador y más social. Se mire por donde se mire, los mimbres del cesto son los que son, están más que contados y algunos incluso se deben, con lo que ahora sí que, una variación en el resultado de las políticas del gobierno dependerá de la percepción que la sociedad tenga del hacer del gobierno, del funambulismo político de sus ministros y de cómo marche la economía a escala internacional y especialmente en los países de nuestro entorno.
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