El título de esta entrada ya expresa y subraya lo que más destaco del debate celebrado ayer en la Asamblea (Parlamento) de Extremadura durante la sesión de moción de censura contra el Gobierno de Monago. Discursos políticos bien elaborados, conforme a los guiones previstos, que gustarán o no según la sensibilidad partidaria de cada persona, pero todos han estado a gran nivel y conforme a la solemnidad de la sesión requería.
No había sorpresa en el resultado, Monago y sus consejeros seguirían al frente de la Junta (Gobierno); el PSOE perdería la votación, pero aún así no dejaba de ser una sesión donde se estaba presentando una alternativa de gobierno, y eso no sucede todos los días y ya no sucederá en lo que resta de legislatura.
La política es ese arte donde todos ganan, el arte de la palabra compuesta por medias verdades y estadísticas que apoyan algo positivo, aun incluso ante el más absoluto desastre. El Partido Popular de Extremadura tiene muy presente lo mediático como motor indispensable de su actividad y apoyo a su gobierno. Ya lo puso de manifiesto durante el debate del estado de la región y ayer, nuevamente, tanto en la previa como durante y en el post del pleno de la Asamblea.
No confundamos esa euforia mediática con la realidad de las cosas. Al PP le rompieron su guión electoral y de gobierno hace una semana cuando le presentaron la moción de censura. Discursos rotos y la peor calaña a flor de piel. Reconozco que tenía temor que durante el debate de ayer salieran con un estilo de discurso vengativo, indolente, que echara mano de los cajones y pusiera encima de la mesa, en las medias verdades, acusaciones contra quienes gobernaron hasta hace tres años. Pero no lo hicieron, y eso les honra.
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