Incorporo a la web las recomendaciones realizadas desde EAPN España para el uso del lenguaje no sexista en los artículos de la web y en cuantos documentos produzca, sean de índole personal y profesional.
EAPN España apuesta firmemente por una sociedad más justa, igualitaria y libre de sexismo. Siendo conscientes de que existen muchos ámbitos en los que seguir trabajando para conseguir la plena igualdad, está convencida de que el lenguaje es uno de los medios que podemos y debemos utilizar para reducir la desigualdad, de ahí que insta a todas sus personas activistas a que utilicen un lenguaje no sexista en todos aquellos documentos que elaboren, así como a que cuiden sus expresiones tanto en el lenguaje oral como escrito.
A la hora de redactar un documento utilizando un vocabulario inclusivo no sexista de forma eficaz es necesario tener en cuenta, además de la normativa lingüística, una serie de recursos básicos que no suponen en absoluto la alteración de la lengua, sino aprovechar la riqueza gramatical y semántica que posee nuestro idioma. Estas técnicas no sólo no dificultan la lectura, sino que pueden, en muchos de los casos, elevar el registro a uno de carácter más elevado, aumentando consigo la calidad del texto y eliminando cualquier posibilidad de ambigüedad en referencia al género.
A continuación, y sin ánimo de exhaustividad, se explica la normativa lingüística básica para la construcción del género, así como los recursos más utilizados para su aplicación por parte del personal de la organización a la hora de elaborar escritos.
¿Cómo hacerlo?...
a. Obtener un lenguaje neutro.
Uso de genéricos.
A la hora de referirse tanto a mujeres como hombres, el uso de genéricos es el más adecuado, ya que incluye ambos géneros, por lo que su redacción y lectura es más fluida y natural, priorizando su uso sobre las dobles formas.
Uso de sustantivos abstractos y colectivos.
Es una forma muy eficaz de utilizar un lenguaje inclusivo no sexista.
El término “persona” puede servir para referirse a una persona con una cualidad especial o característica, sin recurrir al género mediante la construcción de una perífrasis.
También sirven otras voces como clase, población, parte o personal.
Pronominalización.
Se refiere al uso de los pronombres impersonales “el cual”, “el que” o “quien”, que evitan el uso del género.
Reverbalización.
Sustitución de verbos que requieren de un atributo o complemento directo con género, como “ser” y “estar”, y tender a usar el verbo “tener” o formas reflexivas.
Omisión del artículo en sustantivos de forma única, que se refieren tanto al masculino como al femenino.
Omitir los determinantes. En algunos contextos se pueden utilizar las formas cada y cualquier, para así evitar el uso de otros determinantes que marquen género.
Omisión del sujeto
Como forma de convertir la oración en impersonal a través de la partícula “se”.
b. Destacar ambos géneros.
En general, los recursos más valiosos para utilizar un lenguaje no sexista son los que consiguen un lenguaje neutro, es decir, los mencionados hasta aquí. Pero en ocasiones, puede que no exista genérico o que resulte de interés, o más adecuado, remarcar ambos géneros, por lo que tenemos, principalmente, tres recursos:
Uso de dobles formas
De los tres recursos, el uso de las dobles formas es el más recomendable.
Uso de barras
En el caso de sustantivos invariables según el género, su uso facilita el lenguaje inclusivo, pero es necesario, si se van a usar determinantes, se utilicen ambos.
Uso de la arroba (@)
En castellano se ha creado un cierto hábito de utilizar este símbolo en términos doble género. Su uso debe limitarse a medios y momentos de lenguaje muy informal, ya que no es en absoluto normativo.
c. Evitar tópicos y chistes malos.
Evidentemente, no hay recursos específicos para evitar los tópicos ni los chistes malos y sexistas. La única manera de evitarlos es ser conscientes de su existencia, morderse la lengua antes de soltarlos (todos y todas decimos y contamos de vez en cuando), y no reír las “bromas” de quiénes los cuentan.
d. Dirigirnos a alguien de manera igualitaria: Uso simétrico del femenino y el masculino.
Esto es, utilizar el mismo tipo de discurso independientemente de si se refiere al género masculino o al femenino.
El uso simétrico también supone utilizar las mismas partículas, determinantes o pronombres cuando se nombre tanto en género masculino como en femenino, y que no se omitan por el simple hecho de que se ha utilizado ya previamente con el género nombrado en primer lugar.
e. Porque inducen a error: Cuidado con otros recursos para una utilización no sexista del lenguaje.
Existen asimismo “falsos amigos” que pueden confundir a quien redacta al pensar, erróneamente, que está siguiendo un discurso no sexista.
Uso del masculino como genérico.
En castellano no existe el género neutro, por lo que no se debe recurrir a esta técnica. Para ello existen las técnicas previamente mencionadas de los genéricos reales y los nombres colectivos y abstractos.
Los duales aparentes.
Se producen cuando se utilizan términos que, dependiendo del género, tienen connotaciones diferentes.
EAPN España apuesta firmemente por una sociedad más justa, igualitaria y libre de sexismo. Siendo conscientes de que existen muchos ámbitos en los que seguir trabajando para conseguir la plena igualdad, está convencida de que el lenguaje es uno de los medios que podemos y debemos utilizar para reducir la desigualdad, de ahí que insta a todas sus personas activistas a que utilicen un lenguaje no sexista en todos aquellos documentos que elaboren, así como a que cuiden sus expresiones tanto en el lenguaje oral como escrito.
A la hora de redactar un documento utilizando un vocabulario inclusivo no sexista de forma eficaz es necesario tener en cuenta, además de la normativa lingüística, una serie de recursos básicos que no suponen en absoluto la alteración de la lengua, sino aprovechar la riqueza gramatical y semántica que posee nuestro idioma. Estas técnicas no sólo no dificultan la lectura, sino que pueden, en muchos de los casos, elevar el registro a uno de carácter más elevado, aumentando consigo la calidad del texto y eliminando cualquier posibilidad de ambigüedad en referencia al género.
A continuación, y sin ánimo de exhaustividad, se explica la normativa lingüística básica para la construcción del género, así como los recursos más utilizados para su aplicación por parte del personal de la organización a la hora de elaborar escritos.
¿Cómo hacerlo?...
a. Obtener un lenguaje neutro.
Uso de genéricos.
A la hora de referirse tanto a mujeres como hombres, el uso de genéricos es el más adecuado, ya que incluye ambos géneros, por lo que su redacción y lectura es más fluida y natural, priorizando su uso sobre las dobles formas.
Uso de sustantivos abstractos y colectivos.
Es una forma muy eficaz de utilizar un lenguaje inclusivo no sexista.
El término “persona” puede servir para referirse a una persona con una cualidad especial o característica, sin recurrir al género mediante la construcción de una perífrasis.
También sirven otras voces como clase, población, parte o personal.
Pronominalización.
Se refiere al uso de los pronombres impersonales “el cual”, “el que” o “quien”, que evitan el uso del género.
Reverbalización.
Sustitución de verbos que requieren de un atributo o complemento directo con género, como “ser” y “estar”, y tender a usar el verbo “tener” o formas reflexivas.
Omisión del artículo en sustantivos de forma única, que se refieren tanto al masculino como al femenino.
Omitir los determinantes. En algunos contextos se pueden utilizar las formas cada y cualquier, para así evitar el uso de otros determinantes que marquen género.
Omisión del sujeto
Como forma de convertir la oración en impersonal a través de la partícula “se”.
b. Destacar ambos géneros.
En general, los recursos más valiosos para utilizar un lenguaje no sexista son los que consiguen un lenguaje neutro, es decir, los mencionados hasta aquí. Pero en ocasiones, puede que no exista genérico o que resulte de interés, o más adecuado, remarcar ambos géneros, por lo que tenemos, principalmente, tres recursos:
Uso de dobles formas
De los tres recursos, el uso de las dobles formas es el más recomendable.
Uso de barras
En el caso de sustantivos invariables según el género, su uso facilita el lenguaje inclusivo, pero es necesario, si se van a usar determinantes, se utilicen ambos.
Uso de la arroba (@)
En castellano se ha creado un cierto hábito de utilizar este símbolo en términos doble género. Su uso debe limitarse a medios y momentos de lenguaje muy informal, ya que no es en absoluto normativo.
c. Evitar tópicos y chistes malos.
Evidentemente, no hay recursos específicos para evitar los tópicos ni los chistes malos y sexistas. La única manera de evitarlos es ser conscientes de su existencia, morderse la lengua antes de soltarlos (todos y todas decimos y contamos de vez en cuando), y no reír las “bromas” de quiénes los cuentan.
d. Dirigirnos a alguien de manera igualitaria: Uso simétrico del femenino y el masculino.
Esto es, utilizar el mismo tipo de discurso independientemente de si se refiere al género masculino o al femenino.
El uso simétrico también supone utilizar las mismas partículas, determinantes o pronombres cuando se nombre tanto en género masculino como en femenino, y que no se omitan por el simple hecho de que se ha utilizado ya previamente con el género nombrado en primer lugar.
e. Porque inducen a error: Cuidado con otros recursos para una utilización no sexista del lenguaje.
Existen asimismo “falsos amigos” que pueden confundir a quien redacta al pensar, erróneamente, que está siguiendo un discurso no sexista.
Uso del masculino como genérico.
En castellano no existe el género neutro, por lo que no se debe recurrir a esta técnica. Para ello existen las técnicas previamente mencionadas de los genéricos reales y los nombres colectivos y abstractos.
Los duales aparentes.
Se producen cuando se utilizan términos que, dependiendo del género, tienen connotaciones diferentes.
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