El número de suicidios aumentó el 11% en España en el 2012 según ha revelado el Instituto Nacional de Estadística en el informe anual de defunciones que desglosa las causas de muerte. 76 personas, 66 hombres y 10 mujeres en Extremadura. Este dato ha coincidido con una etapa dura y avanzada de la crisis en la que muchos parados ya habían extinguido el subsidio de desempleo, de modo que parece difícil no relacionarlo de algún modo con la situación de una población cada vez más vulnerable. Aunque no todos los expertos coinciden en ver una relación de causa efecto.
Sea cual sea la explicación, la cifra es aterradora. Casi diez personas se suicidan cada día en España. Al revés que en otros campos, donde se llevan a cabo campañas de prevención, como en el tráfico, las muertes no solo no descienden sino que aumentan. Fue precisamente en el 2012 cuando empezaron a saltar a los titulares los suicidios causados por los desahucios instados por los bancos. Los directamente provocados por uno de los dramas de la crisis.
La percepción es que la crisis agrava cada vez más la situación de personas ya de por sí vulnerables que ahora encima tienen limitada la ayuda social. Solo Cataluña ha dispuesto un Programa preventivo denominado Código Riesgo de Suicido. No existe ningún plan global de prevención como el que rige en determinados sectores, como es el caso de los militares y la población reclusa, y es una una prueba del papel clave que puede tener la atención social, ahora reducida por los recortes.
La tasa española de suicidios en España ha sido tradicionalmente muy inferior a la del resto de países europeos, pero ahora queda por encima de Reino Unido y cerca de Portugal, Holanda o Alemania, aunque aún muy lejos de Corea y Japón, países en los que la cultura tradicional considera honorable quitarse la vida como método de expiar un comportamiento socialmente reprochable.
Las personas de 25 a 34 años fueron el grupo de edad más afectado por los suicidios en el 2012, hasta el punto de que fue la segunda causa de muerte tras los tumores. Ente los hombres de esa franja de edad el suicidio llegó a ser incluso la primera causa de muerte. Los hombres son mucho más proclives a esta conducta, tres casos por cada mujer. Un desequilibrio que se explica, entre otros factores, porque los hombres están menos preparados culturalmente para pedir ayuda externa ante problemas psicológicos, son menos proclives a reconocer su vulnerabilidad.
Las Entidades Sociales que trabajan con las personas más vulnerables, junto con otros colectivos profesionales que intervienen en este tipo de situaciones, ya estaban advertido del incremento de casos. La mayoría de los suicidios se deben a situaciones desagradables a las que no encuentran salida. Y es que el entorno familiar y social ya no está en condiciones de ejercer esta función, de modo que muchas personas están solas con su situación y desde la Administración tampoco se les está dando respuesta.
Los medios de comunicación tienen una limitación autoimpuesta a la hora de informar de los casos concretos para evitar que causen efecto imitación, y quizá sea también una razón que haya influido en la falta de debate público y a su vez en el escaso interés que los poderes públicos muestran por abordar decididamente la problemática.
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