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viernes, 8 de julio de 2016

Desigualdad socioeconómica y salud mental: la propuesta de una renta básica para proteger la salud mental

El aumento de las desigualdades socioeconómicas y como estas van acompañadas de un aumento de las patologías mentales en los últimos años ha sido corroborado por una considerable evidencia científica.

Los determinantes sociales de la salud (mental) ponen de manifiesto que los humanos somos vulnerables a la inseguridad económica y a la precariedad laboral. El formar parte de una clase social empobrecida o estar en una posición inferior en la jerarquía social habitualmente también conlleva tener peores indicadores de salud. Tampoco podemos olvidar que las privaciones en la infancia pueden tener también efectos persistentes y graves en la salud a lo largo de la vida. La inseguridad económica derivada de no disponer de una ocupación, de tener un trabajo precario, deudas o hipotecas repercute asimismo de forma considerable en la salud mental.


Una medida de protección social y seguridad económica como la Renta Básica podría tener importantes efectos beneficiosos para la salud mental de toda la población. En primer lugar podría reducir la incertidumbre vital y el desgaste psíquico causado por el estrés que sufren millones de personas paradas, con trabajos precarios y trabajadoras pobres, entre otras. Reduciría también la dependencia material: al disponer de una renta segura e incondicional supondría vivir de forma menos angustiosa y estresante una pérdida de ocupación, un hecho demasiado habitual hoy en día.

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