El drama humanitario de los refugiados deambulando por los campos, las vías férreas, las carreteras y caminos o agolpados en las alambradas improvisadas de las fronteras de la "desarrollada" Europa, causa dolor, indignación y vergüenza en la práctica totalidad de las personas que me rodean. Desgraciadamente alguno hay que todavía no se ha puesto en los zapatos embarrados de quien sufre la huida en busca de paz y refugio; algún que otro que se queda en el chiste de mal gusto, algún que otro que los mira con hostilidad y siente no sé qué tipo de amenaza de venir a robarles el pan de su casa...
Lo normal de todo esto hubiera sido que en el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas del mes de febrero, el drama de los Refugiados apareciera en un lugar destacado dentro de las preocupaciones ciudadanas. En cambio, ninguno de los encuestados lo consideró como un problema actual de España. Sí, el resultado 0,0% de las respuestas.
Mientras esto siga así el Gobierno de Rajoy hará nada, porque no es partidario realmente para atender esta crisis humanitaria, y será así por más que movamos conciencias y se remuevan entrañas y nos indignemos.
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