La propaganda política popular vocifera a los cuatro vientos el importante ahorro, hasta del 24%, en el gasto farmacéutico en Extremadura. Alegan como causas que se ha puesto fin al mal uso y fraude al sistema por parte de los ciudadanos que durante años han acaparado más medicamentos de los necesarios o que han pasado por recetas de pensionistas muchas medicinas destinadas a otros familiares. El discurso no puede ser más simple: la ciudadanía tiene la culpa de los ajustes a los que está siendo sometida. Y para muestra, el botón del ahorro en medicamentos.
Lo que sucede es que viendo los datos del Ministerio, que se ocupa de publicarlos regularmente cada mes, no hay ningún dato objetivo que haga pensar en tal derroche ciudadano ni tal ahorro en medicinas. La Administración se ahorrará en medicamento aquella cuantía que debe pagar el ciudadano como consecuencia de la aplicación del copago.
De lo cual, se llega a dos conclusiones: la primera es que los responsables políticos faltan, una vez más, a la verdad. Y la segunda, que el posible uso fraudulento es bastante menor del que pretenden hacer creer. A partir de ahí, datos en la mano, cada cual que saque sus propias conclusiones.
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