La república de Sol funciona. Se ha convertido en un centro de peregrinaje para unos y en un lugar de residencia para otros. Quienes están allí se han organizado de tal manera que el visitante a cada rato recibe a modo de cortesía un vaso de agua o un chorretón de crema solar. Los niños y los perros llevan pegada una pegatina con su nombre y un número de teléfono por si se pierden.
Un recorrido por el campamento y sus alrededores da una idea de la heterogeneidad de las gentes que lo habitan y lo conforman. Unos están desde el principio y vivieron los desalojos del primer día, el lunes pasado, que paradójicamente supusieron un mayor asentamiento del campamento. Otros llegaron ayer para quedarse, algunos van cada día y otros pasan por allí un rato. Jóvenes, mayores y niños. Sol es todo un mundo.
Bajo un tenderete, el actor belga Didier Maes no sale de su asombro. "Hace un rato, te lo juro, he visto a mucha gente comprar comida en El Corte Inglés de la esquina y dejarla ahí en medio de la plaza". Ha cancelado varias actuaciones de su compañía para estar aquí, vestido de clown. "Nunca pensé que algo así podría pasar en España, pero ahora que lo ven mis ojos digo que esto no podría ocurrir nunca en otro lugar. El grado de civismo y compañerismo que se ve es inaudito. Este pueblo es maravilloso", añade.
Fuente
Un recorrido por el campamento y sus alrededores da una idea de la heterogeneidad de las gentes que lo habitan y lo conforman. Unos están desde el principio y vivieron los desalojos del primer día, el lunes pasado, que paradójicamente supusieron un mayor asentamiento del campamento. Otros llegaron ayer para quedarse, algunos van cada día y otros pasan por allí un rato. Jóvenes, mayores y niños. Sol es todo un mundo.
Bajo un tenderete, el actor belga Didier Maes no sale de su asombro. "Hace un rato, te lo juro, he visto a mucha gente comprar comida en El Corte Inglés de la esquina y dejarla ahí en medio de la plaza". Ha cancelado varias actuaciones de su compañía para estar aquí, vestido de clown. "Nunca pensé que algo así podría pasar en España, pero ahora que lo ven mis ojos digo que esto no podría ocurrir nunca en otro lugar. El grado de civismo y compañerismo que se ve es inaudito. Este pueblo es maravilloso", añade.
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