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lunes, 27 de diciembre de 2010

Del pesimismo colectivo

España encara con pesimismo el futuro económico. Ocho de cada diez encuestados piensa que la situación es mala y un tercio teme que en un año su situación sea peor. Ver noticia.



Pero lo más chocante de la percepción de los entrevistados no está en cómo ven el presente sino en lo negro que ven el futuro. Casi uno de cada tres dice que dentro de un año su situación personal será peor que la actual. De nuevo uno de los resultados más pesimistas desde octubre del año pasado, sólo superado por la negatividad que se dejó traslucir en mayo de este ejercicio.


Las personas entre 45 y 59 años son las que peor percepción tienen de su situación económica personal, más complicaciones ven en el futuro y más dificultades está teniendo para llegar a final de mes. El 23% cree que su situación es bastante mala o muy mala, el 31% considera que estará peor dentro de un año y el 24% asegura haber problemas para llegar a fin de mes.

Como ampliación, esta otra noticia. Los encuestados son más positivos con sus perspectivas personales cuando se refieren al empleo. Así, algo más de la mitad (el 55,5%) está seguro de que seguirá con su actual trabajo dentro de un año, el porcentaje más alto de respuestas con esta certidumbre desde octubre de 2009. En el otro lado, sólo el 2,2% de entrevistados cree que perderá su trabajo.

Curiosamente, a pesar de su pesimismo respecto a su situación económica, son los mayores de 45 años los más optimistas sobre la conservación de su puesto de trabajo, frente a los más jóvenes (entre 18 y 29 años), ya que más de la mitad de estos últimos no está seguro de si estará en el mismo lugar dentro de 12 meses.

1 comentario:

  1. Abandonar el pesimismo

    El pesimismo se ha convertido en el amo de la situación, y quizá por ello son tantos los sedicentes «sabios» que creen ganar prestigio y credibilidad con su reiterado discurso derrotista sobre la crisis. Su gimnasia mental preferente parece consistir en imaginar males y predicárnoslos con la convicción de que, mientras sigan pintando panoramas negros, los escucharemos con atención. Pero tal vez empieza a ser la hora de cambiar de onda. En esto pensaba hace unos días mientras escuchaba al dueño de un taller en Lugo: «Es posible que a nosotros aún nos esté llegando ahora la crisis, porque han aumentado las dificultades para cobrar facturas, pero también puede ser que nos estén convenciendo esos señores que predican males y que parecen querer asustarnos aún más de lo que estamos. Si hemos salido de otras crisis, ¿por qué no vamos a salir de esta? Esa actitud negativa aumenta el problema, porque nos frena y nos hace desconfiar. Los médicos no le recuerdan continuamente sus males al enfermo. Al contrario, lo animan. Y yo creo que un poco de ánimo, sin decirnos mentiras, nos vendría muy bien».

    Las hipótesis que manejan los economistas son excesivamente variopintas. De hecho, resultan tan distintas que uno duda de que estemos ante una ciencia, sobre todo cuando se trata de previsiones a veinte o treinta años. Basta leer cualquier suplemento económico para ver todo el paisaje de la discrepancia. Las conclusiones más llamativas son aquellas que nos presentan ya devorados por los asiáticos (China y la India, con crecimientos anuales superiores al 10%). En contra de ellas están las que nos recuerdan que el PIB de Estados Unidos es tres veces superior al de China, y que la renta per cápita de los chinos es de 7.500 dólares, mientras que la del ciudadano estadounidense supera los 47.000. ¿Estamos yendo hacia una convergencia mundial, con los países emergentes creciendo casi cinco veces más que los avanzados? Todo parece indicar que sí. Pero también esos países tendrán sus crisis y los nuestros se recuperarán de las suyas. Por eso me quedo con la doctrina del mecánico lucense: «Que no sean tan pesimistas, porque las cosas pueden ir mejor de lo que creemos y, a este paso, no nos vamos ni a enterar».

    Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2011/01/05/0003_8946477.htm

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