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martes, 24 de junio de 2014

Como en la 2ª Guerra Mundial

El número de desplazados y refugiados ha alcanzado su nivel máximo desde la II Guerra Mundial. A finales de 2013, unos 51 millones de personas vivían alejados de sus hogares como consecuencia de los conflictos, la persecución y la violencia generalizada, según el informe que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hizo público la semana pasada, en el que recoge las cifras facilitadas por los Gobiernos y por los servicios propios de la Organización de las Naciones Unidas, la ONU.

El año pasado unos seis millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus casas para escapar de la violencia; el nivel de desplazamiento más alto registrado hasta ahora y que se debe fundamentalmente a la intensificación de la guerra en Siria y a los conflictos en Sudán del Sur y República Centroafricana. 

Tanto el número de conflictos armados como el número de personas que deben escapar de la violencia crece sin parar. Los conflictos bélicos están siendo más duraderos en el tiempo, hay muchas más personas que se mueven dentro de sus propios países y también muchas otras a las que les resulta imposible retornar. En el mundo hay unos 33,3 millones de desplazados, es decir, personas que se quedan dentro de las fronteras de sus países, y 16,7 millones de refugiados, es decir, personas que están acogidas en otros Estados. 

Los grupos más numerosos de refugiados proceden de Afganistán, país que no vive oficialmente una guerra, pero en el que desde luego no hay paz. Afganistán sufre la presión de los grupos talibanes, y del que han salido al menos 2,5 millones de personas en los últimos años, muchos de ellos hacia Pakistán o Irán. 

Para que entendamos la escalada de la violencia, a finales de 2013 había 2,4 millones de refugiados sirios, y en cambio, a mediados de 2014 ya han superado los 3 millones. Son personas que buscan una escapatoria desesperada a una guerra que está cumpliendo tercer año. En este caso, Turquía es el país que acogía a finales del año pasado a más de 600.000 refugiados sirios, según las estimaciones de Gobierno turco, aunque ahora los últimos datos de la ONU indican que actualmente acoge a más de 800.000 sirios. 

Y es que el ejemplo sirio sirve para radiografiar una realidad que se repite en el resto de países que viven situaciones de violencia. Sus ciudadanos buscan primero una solución dentro de sus propias fronteras, a través de desplazamientos internos, pero cuando la situación se deteriora, deciden abandonar también su país. Muchos tardan años en volver a sus lugares de nacimiento. Algunos quizá no lleguen a hacerlo nunca. 

Mientras que el coste humanitario de los enfrentamientos, la violencia y la persecución se multiplica, por el contrario, los presupuestos de cooperación internacional y la ayuda exterior ha caído en la mayoría de los países. Además, la crisis dificulta no solo la acogida, sino también el retorno, de modo que durante el pasado año, solo 416.600 refugiados pudieron regresar a sus países de procedencia. Actualmente los países en vías de desarrollo acogen a 86 de cada 100 refugiados del mundo, y en cambio, los países más ricos solo el 14%. De hecho, los Estados que más reciben son Pakistán, Irán, Líbano o Jordania. 

Por tanto, parece inútil el trabajo que hacen las instituciones que promueven la paz mundial, inútil parece la diplomacia de los diferentes países para resolver conflictos. De modo que, nuestra generación se puede atribuir el triste honor de alcanzar una cifra similar de refugiados y desplazados como la que hubo durante la 2ª Guerra Mundial.

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