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viernes, 29 de abril de 2011

Extremadura: 125.000 desempleados. Pero estad tranquilos

¡Dato Pésimo! Es el calificativo más razonable para el dato de personas desempleadas según la EPA del primer trimestre 2011.
125.000 son las personas sin trabajo en Extremadura, o lo que es lo mismo, 1 de cada 4 no tiene trabajo. ¿Y por qué parece que todo permanece tranquilo? ¿por qué nadie se alborota, se organiza y se moviliza?


Hay quienes atribuyen esta aparente clama a los sistemas de protección públicos, las ayudas que protegen frente al desempleo, si bien cada día serán más las personas que dejen de percibir este tipo de prestaciones. Otros lo atribuyen al respaldo de las familias, que siguen siendo un valor inestimable en los momentos de dificultad económica y laboral, si bien cada vez hay más familias en las que disminuyen el número de personas de la unidad que generan ingresos. En ambos casos, la consecuencia es un ajuste indudable de las rentas familiares disponibles y una drástica disminución del consumo y por tanto de la circulación del dinero que en definitiva es lo que genera economía y empleo.

También están los que aducen que la calma es en parte gracias a la economía sumergida. De hecho, el mismo día que se conoce la noticia del número de desempleados según la EPA, el Gobierno de España ha aprobado medidas que persiguen la economía sumergida. España, históricamente, ha sentido una importante predilección por esta forma ilícita de hacer economía, de defraudar tanto a la Seguridad Social como a la Hacienda Pública. En el caso de Extremadura, realmente, no es acertado hablar de economía sumergida, más bien los términos a emplear deberían ser economía de subsistencia y economía informal, es decir, esa otra actividad productiva y laboral no regulada que añade unos ingresos adicionales a los precariios ingresos principales. En cualquiera de sus formas, no favorecen al crecimineto económico y al empleo.

Puede que tengan razón los que dicen que Extremadura tiene una alta dependencia del sector púbico, como fuente generadora de una cuarta parte de los puestos de trabajo existentes, con el colchón que representan en la sostenibilidad económica de las familias, y por supuesto, en cuanto a las ayudas que vienen del subsidio agrario que no cabe duda de su efecto amortiguador, y forma de mantener una cierta estabilidad, sobre todo, en los pequeños municipios rurales apartados de las zonas urbanas.

Ahora bien, esta calma será muy negativa si dejamos de contemplar cómo está cambiando el paisaje socioeconómico de Extremadura, y si no nos consideramos parte actora activa de dicho paisaje y de dicho cambio. Y aquí es donde vienen, en mi opinión, las voces de alarma:

En 2010, el sector público extremeño representó un total de gasto de 4.839 millones, que representa un 26,8% de su PIB. Si los demás sectores económicos no se dinamizan, el peso relativo del sector público será mayor y puede verse afectado en términos de sostenibilidad: en estructura de puestos de trabajo, en servicios que presta, en prestaciones que otorga.

Las medidas de la reforma laboral aplicadas por el Gobierno hace unos meses atrás no estaban pensadas para crear empleo sino más bien para facilitar la destrucción de puestos de trabajo a cambio de la sobrevivencia de las empresas.

Los Sindicatos parece que están asistiendo a todo este proceso como si el ceremonial no fuese con ellos - ¿realmente les va su prestigio, misión y visión en proteger a los trabajadores en desmepleo? Será cierto que les preocupa. Cierto que no lo parece.

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