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domingo, 27 de junio de 2010

¿Libertad para qué?

Fernando de los Rios, quien fuera político español, en su libro “Mi viaje a la Rusia soviética”, escrito en 1921 tras el citado viaje a la Rusia bolchevique, cuenta que al preguntarle a Lenin cuándo se iba a establecer la libertad en la Unión Soviética revolucionaria, éste le contestó con su famosa pregunta "¿Libertad para qué?”.

Durante el comunismo bolchevique hubo gente que se pudo considerar libre; bajo el nazismo pienso que también alguien se pudo sentir libre; bajo el franquismo muchas personas dicen que se sentían libres e incluso que vivían mejor que ahora, que estamos en Democracia, forma de sociedad que se funda en el principio de la libertad y de los derechos de las personas. Y aún así, seguimos reclamando libertad, el derecho de ser libres. Hay autoritarismos en los hogares; en las empresas; existe la opresión del dinero; la explotación sexual; destrozo de la libertad en los colegios; padres víctimas de sus hijos; hay capataces y jefezuelos como hay dictadores en la política y malversadores de los derechos de los demás...

La ausencia de libertad está motivada por una Sociedad que está mal entretejida: porque no hemos creado vínculos solidarios y relaciones de necesidad, sino una escala de poderes. La jerarquía al estilo de la Evolución Darwiniana: quien tiene la fuerza, manda. La fuerza intangible: hay quien explota la ética, la deontología, la conciencia, la bondad del otro.

Hoy en la Iglesia me ha correspondido reflexionar sobre este escenario: Si alguien quiere encontrar “actualidad” en la Palabra de Dios, no tiene más que leer Gálatas 5:1 y 13-25 y leer la invitación que proclama Pablo: “Estad firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres”. Resulta chocante esta afirmación si la comparo con la que me han hecho muchas personas próximas, cuando desde mi adolescencia, desde mi compromiso personal con Cristo, me han preguntado, muchas veces, ya fuera joven o más adulto, como quien es recriminado, ¿por qué no eres libre?. (¿Por qué vas al culto en vez de quedarte en casa y ver las motos o la formula 1?, ¿por qué madrugas el domingo y no te levantas tarde?, ¿por qué sigues preparando el culto si tan sólo sois unos pocos? …) El otro día, compartiendo esto mismo con otro hermano, creyente pero católico, él me comentaba lo mismo... aunque a él se lo concretaban aún más: ¿Por qué continúas participando en una iglesia que te esclaviza?

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