A continuación, un extracto de la Confesión de Accra, de la Alianza por la justicia económica y la vida en la tierra
Alianza Reformada Mundial: Agrupa a más de 75 millones de cristianos de todo el mundo.
Esta crisis guarda relación directa con la implantación de la globalización económica neoliberal que se basa en los siguientes principios:
* la competencia ilimitada, el consumismo y la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos son mejor para el mundo entero;
* la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social;
* la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos;
* las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
Confesión de fe frente a la injusticia económica y la destrucción del medio ambiente
... Escogemos la confesión para mostrar la necesidad y urgencia de una respuesta activa a los problemas de nuestro tiempo... Invitamos a nuestras iglesias miembros a recibir y responder a nuestro testimonio común.
... Creemos que la integridad de nuestra fe corre peligro si guardamos silencio o nos negamos a actuar frente al sistema actual de globalización económica neoliberal.
En consecuencia, rechazamos el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global y todo sistema económico, con inclusión de las economías planificadas absolutas que cuestionen el pacto de Dios y excluyan de la plenitud de vida a los pobres, los vulnerables y toda la creación. Rechazamos toda pretensión de imperio económico, político y militar que subvierta la soberanía divina sobre la vida y atente contra el justo reinado de Dios.
Dios ha creado una comunidad terrenal sobre la base de una visión de justicia y de paz. El pacto es un don de gracia que no se vende en el mercado, una economía para toda la creación. Jesús nos muestra que se trata de un pacto incluyente, en el cual los pobres y los marginados son las partes preferentes, y nos insta a que la justicia para con "los más pequeños" sea el eje de nuestra comunidad de vida.
En consecuencia, rechazamos la cultura del consumismo desenfrenado, la avaricia y el egoísmo competitivos del sistema de mercado mundial neoliberal y cualquier otro sistema que sostenga que no existen alternativas.
Creemos que la economía existe para servir a la dignidad y el bienestar del pueblo en comunidad, dentro de los límites de la sostenibilidad de la creación.
Por eso rechazamos la acumulación incontrolada de riquezas y el crecimiento sin límite que ya han costado la vida de millones de personas y han destruido gran parte de la creación de Dios.
Creemos que Dios es un Dios de justicia. En un mundo de corrupción, explotación y avaricia, Dios es, de manera especial, el Dios de los desamparados, los pobres, los explotados, los que han sufrido injusticias y malos tratos.
Por esto rechazamos toda ideología o sistema económico que anteponga las ganancias a las personas y que privatice esos dones de Dios creados para todos. Rechazamos toda prédica que justifique implícita o explícitamente a aquellos que apoyan o dejan de resistirse a esa ideología en el nombre del Evangelio.
Creemos que Dios nos llama a ponernos del lado de las víctimas de la injusticia. Todos estamos llamados(as) a oponernos a toda forma de injusticia económica y destrucción de la creación.
Por eso rechazamos toda teología que afirme que Dios está solamente del lado de los ricos y que la pobreza es la culpa de los pobres. Rechazamos toda forma de injusticia que destruya las relaciones justas – (por causa de) género, raza, clase, discapacidad o casta. Rechazamos toda teología que afirme que los intereses humanos se imponen a la naturaleza.
Creemos que Dios nos llama a escuchar el clamor de los pobres y el gemido de toda la creación y a ser seguidores en la misión pública de Jesucristo que vino para que todos tengan vida y la tengan en plenitud. Jesús trae justicia al oprimido y da pan al hambriento; libera al preso y devuelve la vista al ciego; él apoya y protege a los humillados, al extranjero, al huérfano y a la viuda.
Por esto rechazamos todas las prácticas o enseñanzas de la iglesia que excluyan de su misión a los pobres y el cuidado de la creación y acomoden a aquellos que vinieron a "hurtar, matar y destruir" , en vez de seguir al "Buen Pastor" que vino a dar la vida por todos.
Creemos que Dios convoca a hombres, mujeres y niños de todos los lugares, a ricos y pobres, a elevar la unidad de la iglesia y su misión, de tal manera que la reconciliación a la cual Cristo nos llama, pueda hacerse visible.
Por esto rechazamos todo intento que se produzca en la vida de la iglesia de separar la justicia y la unidad.
Nos comprometemos a buscar un pacto mundial para la justicia en la economía y sobre la tierra en la casa de Dios.
* Reconocemos la complicidad y la culpa de aquellos que consciente o inconscientemente se benefician del sistema económico neoliberal mundial actual; reconocemos que entre ellos se cuentan iglesias y miembros de nuestra propia familia reformada, y, por lo tanto, hacemos un llamamiento a confesar el pecado.
* Reconocemos que nos ha cautivado la cultura del consumo y la codicia competitiva y el egoísmo del actual sistema económico que, con demasiada frecuencia, ha impregnado nuestra propia espiritualidad.
* Confesamos el pecado de mal utilizar la creación y no haber logrado desempeñar nuestro papel como custodios y compañeros de la naturaleza.
Creemos que la iglesia está llamada a confesar, dar testimonio y actuar, aun cuando las autoridades y la legislación puedan prohibírselo, y a riesgo de ser castigada y sufrir por ello.
Alianza Reformada Mundial: Agrupa a más de 75 millones de cristianos de todo el mundo.
Esta crisis guarda relación directa con la implantación de la globalización económica neoliberal que se basa en los siguientes principios:
* la competencia ilimitada, el consumismo y la acumulación de riquezas y el crecimiento económico desmedidos son mejor para el mundo entero;
* la posesión de la propiedad privada no conlleva ninguna responsabilidad social;
* la especulación con el capital, la liberalización y la desregulación del mercado, la privatización de los servicios públicos y los recursos nacionales, el acceso sin restricciones para las inversiones e importaciones del extranjero, impuestos más bajos y el libre desplazamiento del capital van a producir riquezas para todos;
* las obligaciones sociales, la protección de los pobres y los más débiles, los sindicatos y las relaciones interpersonales quedan subordinados a los procesos de crecimiento económico y acumulación de capital.
Se trata de una ideología que aduce que no hay otra alternativa y exige una cadena interminable de sacrificios a los pobres y a la creación. Promete la falacia de salvar el mundo mediante la creación de riqueza y prosperidad, se atribuye la soberanía sobre la vida y se exige una lealtad total que equivale a idolatría.
... Escogemos la confesión para mostrar la necesidad y urgencia de una respuesta activa a los problemas de nuestro tiempo... Invitamos a nuestras iglesias miembros a recibir y responder a nuestro testimonio común.
... Creemos que la integridad de nuestra fe corre peligro si guardamos silencio o nos negamos a actuar frente al sistema actual de globalización económica neoliberal.
En consecuencia, rechazamos el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global y todo sistema económico, con inclusión de las economías planificadas absolutas que cuestionen el pacto de Dios y excluyan de la plenitud de vida a los pobres, los vulnerables y toda la creación. Rechazamos toda pretensión de imperio económico, político y militar que subvierta la soberanía divina sobre la vida y atente contra el justo reinado de Dios.
Dios ha creado una comunidad terrenal sobre la base de una visión de justicia y de paz. El pacto es un don de gracia que no se vende en el mercado, una economía para toda la creación. Jesús nos muestra que se trata de un pacto incluyente, en el cual los pobres y los marginados son las partes preferentes, y nos insta a que la justicia para con "los más pequeños" sea el eje de nuestra comunidad de vida.
En consecuencia, rechazamos la cultura del consumismo desenfrenado, la avaricia y el egoísmo competitivos del sistema de mercado mundial neoliberal y cualquier otro sistema que sostenga que no existen alternativas.
Creemos que la economía existe para servir a la dignidad y el bienestar del pueblo en comunidad, dentro de los límites de la sostenibilidad de la creación.
Por eso rechazamos la acumulación incontrolada de riquezas y el crecimiento sin límite que ya han costado la vida de millones de personas y han destruido gran parte de la creación de Dios.
Creemos que Dios es un Dios de justicia. En un mundo de corrupción, explotación y avaricia, Dios es, de manera especial, el Dios de los desamparados, los pobres, los explotados, los que han sufrido injusticias y malos tratos.
Por esto rechazamos toda ideología o sistema económico que anteponga las ganancias a las personas y que privatice esos dones de Dios creados para todos. Rechazamos toda prédica que justifique implícita o explícitamente a aquellos que apoyan o dejan de resistirse a esa ideología en el nombre del Evangelio.
Creemos que Dios nos llama a ponernos del lado de las víctimas de la injusticia. Todos estamos llamados(as) a oponernos a toda forma de injusticia económica y destrucción de la creación.
Por eso rechazamos toda teología que afirme que Dios está solamente del lado de los ricos y que la pobreza es la culpa de los pobres. Rechazamos toda forma de injusticia que destruya las relaciones justas – (por causa de) género, raza, clase, discapacidad o casta. Rechazamos toda teología que afirme que los intereses humanos se imponen a la naturaleza.
Creemos que Dios nos llama a escuchar el clamor de los pobres y el gemido de toda la creación y a ser seguidores en la misión pública de Jesucristo que vino para que todos tengan vida y la tengan en plenitud. Jesús trae justicia al oprimido y da pan al hambriento; libera al preso y devuelve la vista al ciego; él apoya y protege a los humillados, al extranjero, al huérfano y a la viuda.
Por esto rechazamos todas las prácticas o enseñanzas de la iglesia que excluyan de su misión a los pobres y el cuidado de la creación y acomoden a aquellos que vinieron a "hurtar, matar y destruir" , en vez de seguir al "Buen Pastor" que vino a dar la vida por todos.
Creemos que Dios convoca a hombres, mujeres y niños de todos los lugares, a ricos y pobres, a elevar la unidad de la iglesia y su misión, de tal manera que la reconciliación a la cual Cristo nos llama, pueda hacerse visible.
Por esto rechazamos todo intento que se produzca en la vida de la iglesia de separar la justicia y la unidad.
Nos comprometemos a buscar un pacto mundial para la justicia en la economía y sobre la tierra en la casa de Dios.
* Reconocemos la complicidad y la culpa de aquellos que consciente o inconscientemente se benefician del sistema económico neoliberal mundial actual; reconocemos que entre ellos se cuentan iglesias y miembros de nuestra propia familia reformada, y, por lo tanto, hacemos un llamamiento a confesar el pecado.
* Reconocemos que nos ha cautivado la cultura del consumo y la codicia competitiva y el egoísmo del actual sistema económico que, con demasiada frecuencia, ha impregnado nuestra propia espiritualidad.
* Confesamos el pecado de mal utilizar la creación y no haber logrado desempeñar nuestro papel como custodios y compañeros de la naturaleza.
Creemos que la iglesia está llamada a confesar, dar testimonio y actuar, aun cuando las autoridades y la legislación puedan prohibírselo, y a riesgo de ser castigada y sufrir por ello.
La Iglesia contra Jesús
ResponderEliminarVicenç Navarro
Tengo que empezar este artículo diciendo que no soy creyente. No estoy entre los que –según la Iglesia católica– están bendecidos por el don de la fe. Pero soy un estudioso del papel que la Iglesia católica ha tenido en la historia de España. Y del análisis histórico y político de tal Iglesia puede deducirse fácilmente que una cosa es el cuerpo doctrinal derivado de las enseñanzas de Jesús de Nazaret y otra muy distinta la Iglesia católica (o, al menos, la jerarquía eclesiástica que la ha dirigido y continúa dirigiéndola). Esta última es una institución que en España ha sido parte durante muchos años de las estructuras de poder, habiéndose convertido durante la dictadura en una institución clave en la reproducción de unas relaciones de explotación que permitían el enriquecimiento de grupos sociales minoritarios a costa del mundo trabajador. La evidencia científica e histórica que apoya esta afirmación es enorme.
...
El director de temas políticos de la revista británica New Statesman, Mehdi Hasan, acaba de publicar un artículo “What would Jesus do?” en el que se analiza el mensaje político que Jesús promulgó a través de sus enseñanzas. De este análisis podría concluirse que...“Jesús ha sido el mayor socialista en la historia de la humanidad”..., por las enseñanzas de tal figura histórica, parecería razonable colocarlo claramente en la tradición socialista. Después de todo, Jesús de Nazaret condenó a los banqueros, a las estructuras del poder económico y a las iglesias de su tiempo, definiendo a estas últimas como hipócritas, adjetivo que parecería el adecuado y merecido ahora para la Iglesia católica española, que siempre ha apoyado sistemáticamente a las estructuras del poder económico y financiero existentes en España.
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/2887/la-iglesia-contra-jesus/